Roberto Borge y Sara Latife Ruiz están a nada del desprestigio y repudio total por su actuación en el conflicto magisterial

Eduardo Lara Peniche

En tanto el gobernador y la secretaria de educación en el estado no descansan enviando amenazas a los maestros que protestan por el respeto a sus derechos ciudadanos, la seguridad laboral y contra las reformas legales que el gobierno de Peña Nieto está aplicando a todo vapor contra el pueblo, las reacciones de los docentes les demuestran que no tienen control sobre nada, ni nadie.

Después de intentar “chamaquear” a los maestros y el pueblo con la firma de un supuesto acuerdo con el magisterio, los trabajadores de la educación le reviraron la estrategia utilizada por Félix González Canto, hace cinco años, desconociendo esos acuerdos firmados con un comité integrado exprofeso por Rafael González Sabido, por orden el mismo gobernador, así como la intervención del representante nacional del SNTE, Juan Díaz de la Torre, quien estuvo presente en la reunión, presencia que se ha mantenido oculta para evitar evidenciar la realidad de las circunstancias en que se dieron los supuestos acuerdos con el magisterio.

Los supuestos representantes del magisterio, encabezados por el profesor Carlos Caballero, conocido traidor magisterial, fueron desconocidos y boletinados por sus mismo compañeros para inmediatamente proceder a elegir en forma democrática a un nuevo comité de lucha, situación que tanto Roberto Borge, como Sara Latife Ruíz Chávez, no pretenden reconocer, pero que en los hechos será el único medio de lograr alcanzar un verdadero acuerdo con el magisterio. Claro está que para que esto suceda, será imprescindible que el Gobernador y la Secretaria de educación ubiquen su verdadera posición de servidores públicos y bajen de su nube en la que se sienten dueños de los destinos del pueblo.

Quince mil manifestantes dieron una muestra clara de que la intransigencia de Boge y Ruíz no logrará mermar los ánimos de los docentes del estado, quienes realizaron una mega marcha por las principales avenidas de Cancún, pasando por la entrada a la zona hotelera donde se percataron de que las fuerzas policiacas, municipal, estatal y federal, habían cerrado el tránsito a todos los vehículos y formado vallas de elementos antimotines, lo cual fue considerado como una más de las provocaciones del Gobernador, situación que provocó que durante más de una hora, los docentes se detuvieran es esa importante arteria en una muestra clara del hastío por las permanentes agresiones gubernamentales durante todo el tiempo que ha durado este conflicto entre los ciudadanos y los gobernantes.

Ante las actuales circunstancias y las claras evidencias de la incapacidad de Roberto Borge y Sara Latife Ruíz Chávez, el pueblo debe comprender que la reactivación del servicio educativo en el estado no podrá reestablecerse hasta que estos dos personajes comprendan su responsabilidad social y actúen en consecuencia, dejando a un lado el autoritarismo característico de su partido político, el PRI, y asuman su verdadera posición, la de servidores públicos, puesto que su ignorancia es más que evidente al creer que el adjetivo mandatario es sinónimo de mandar y no lo que es en realidad, lingüística y jurídicamente; por lo que deberían de revisar el diccionario de la real academia en el que especifica con claridad: Persona que, en virtud del contrato consensual llamado mandato, acepta del demandante representarlo personalmente, o la gestión o desempeño de uno o más negocios.

Cada día que pasa, el Gobernador y la Secretaria de Educación pierden, aún más, la credibilidad de sus declaraciones y por lo mismo, el espacio de negociación; por lo que si se mantienen en su posición autoritaria, el pronóstico más certero del futuro de sus carreras políticas es la tumba eterna y el desprestigio social, por lo que desde esta columna los invito a reflexionar sobre las consecuencias catastróficas que su actitud puede generar para el pueblo de Quintana Roo, puesto que a nivel nacional, el conflicto magisterial también está tomando dimensiones inimaginables por quienes en total desprecio hacia el pueblo, su irresponsabilidad y sometimiento a los intereses partidistas, aprobaron reformas legales sin siquiera tomarse la molestia de leerlas, los diputados federales y senadores, quienes son los principales responsables de esta crítica situación social.

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