Familiar de diputado federal Román Quian arma escándalo en antro, cuando fue a sacar a su marido

PLAYA DEL CARMEN, MX.- Lucely Garrido Mahla, quien dijo ser familiar del diputado federal Román Quian Alcocer, armó tremendo escándalo en un antro de la vida galante, ubicado en la lateral de la carretera federal, cuando fue a sacar del sitio a su esposo Miguel Ángel Ancona Quian.

La mujer, en visible estado de ebriedad llegó alrededor de las 2 de la madruga de ayer al bar, se bajó de  una lujosa camioneta, y abrió la puerta a patadas, al tiempo que con palabras altisonantes, gritaba que estaba buscando a su marido, a quien había ubicado allí a través del GPS de su celular, y quien aseguraba, estaba con varias mujeres.

Al no tener a la vista a su esposo, Lucely Garrido, completamente desquiciada, hacía llamadas a través de su celular y hablaba con una persona a quien le llamaba “primo”, para que le dijera a su esposo Miguel Ángel Ancona Quian propietario de la refaccionaria “Ancona”, que mejor saliera del antro.

Finalmente, el marido salió y fue recibido por la mujer con un tubo metálica, con la que empezó a golpearlo, alcanzándole  a dar un golpe en el ante brazo derecho; y en su intento de seguir maltratando a su esposo por su gusto por las mujeres de los lupanares, continuó dando golpes con el tubo, el cual se le escapó de las manos y terminó impactando un taxi; por lo que el chofer le exigió a la mujer que le pagara, a lo que ésta, en tono altanero, sacó las “credenciales” de su tío, de quien dijo era diputado federal de “gran” peso político en el estado; la señora presumió que además de pertenecer a la “clase política” tenía el dinero de sobra para pagarle el golpe, el auto y hasta la concesión.

Debido a que las cosas lejos de bajar de tono parecían violentarse, los trabajadores del lugar llamaron a la Policía municipal, pero al llegar los elementos, Lucely Garrido, más alterada, les gritó a los uniformados y los amenazó con correrlos a todos, si se atrevían a tocarla, porque ella era sobrina del Román Quian Alcocer, insistía.

Pero, los policías decidieron someterla y esposarla, lo mismo que al esposo, quien trataba de que las cosas se resolvieran allí. Ambos fueron llevados a las instalaciones de la Policía municipal, por alterar el orden público, mientras que el taxista se fue con su golpe, pues sí se amedrentó y dijo, que si reclamaba el pago podrían hasta correrlo. (NoticaribeNews)