En Pomuch, Campeche, los muertos sí salen de la tumba, y además sus huesos son limpiados

POMUCH, CAMPECHE, MX.- Durante las festividades de los muertos, en Pomuch, poblado ubicado en Campeche, los difuntos realmente salen del cementerio, y lo hacen de la mano de don Venancio Tuz Chu, quien desde hace 18 años se dedica a abrir las cajas donde yacen las osamentas para limpiar uno a uno sus huesos.

En este lugar, la gente entierra a sus difuntos, y pasados tres años, cuando sólo queda la osamenta, son sacados de sus tumbas y colocados en urnas de madera sobre un lienzo bordado que lleva su nombre. A partir de entonces, cada año, los familiares y amigos que se adelantaron en el camino, vuelven a salir para estar entre los vivos.

Esta ancestral tradición, que sin duda puede resultar escalofriante, es única en todo el país, y quizás en el mundo. Es a partir del 26 de octubre, una semana antes de la celebración de los muertos, cuando las familias acuden al cementerio a sacar de sus pequeñas cajas de madera las osamentas, y Don Venancio, el principal limpiador de huesos, les quita el polvo con una pequeña brocha, y los coloca nuevamente dentro de su caja, con un nuevo lienzo, bordado con figuras multicolores.

Mientras Don Venancio limpia los huesos, las rezadoras, con sus letanías, encomiendan el alma del difunto.

Nadie sabe cómo surgió esta tradición, ni Don Venancio Tuz, que sólo recuerda que sus padres y sus abuelos hacían lo que él hace ahora; pero no está seguro de su continuidad, pues él es el único limpiador de huesos, y ni sus hijos ni sus nietos tienen interés en seguir con esta peculiar faena.

Mucbipollo, un platillo, comunión entre los vivos y los muertos

Los pobladores de este lugar también colocan el tradicional altar mexicano; el 31 de octubre se dedica a los niños, y ponen en éste dulces artesanales elaborados de coco, panecillos con figura de niños y juguetes; mientras que a los muertos adultos se les ‘sirve’ un banquete con fruta, calabaza en dulce y el tradicional mucbipollo, un platillo que es una especie de comunión entre los vivos y los muertos, donde los también llamados pibis representan a estos últimos.

Los mucbipollos, sólo pueden saborearse en estas fechas en la Península de Yucatán, y consisten en una preparación de masa de maíz mezclada con xpelón, un frijol tierno, y que simboliza la piel y carne de los difuntos, la cual se extiende sobre hojas de plátano, como si se tratara de un gran tamal,  y en la que se vierte el kol, una salsa de masa, achiote y tomate, que representa la sangre, a la cual se agrega pollo y carne de cerdo. La mezcla se envuelve y se coloca dentro de un hoyo que se hace en la tierra, donde previamente se enciende leña verde; el pibe se cubre con rocas hojas y madera, y se deja cocer por espacio de unas dos horas.

Una vez listos, se llevan a la ofrenda y antes de ser degustados se dedican unos rezos a los difuntos.

Pan fresco todos los días, con centenaria historia 

En Pomuch existe otra tradición que data de siglos atrás: el pan. En este pequeño lugar de unos 20 mil habitantes, el pan tiene un lugar muy importante, y una de las panaderías con mayor tradición es “La Huachita”, fundada en 1889 por don Mario Lizarraga Pérez y atendida actualmente por Gabriel Carrasco, la cuarta generación.

La Huachita tiene una fama bien ganada, y sus panes como el “tuti”, el “batido”, el “pichón”, y la “guachirrosca” son enviados a cualquier parte del mundo, según cuenta su propietario.

Cerca de Pomuch se puede tomar un descanso digno de reyes, en la Hacienda Blanca Flor, de estilo colonial, y donde se continúa con la tradición del cultivo, pero ya no de henequén, sino de sábila.

La hacienda fue fundada en 1588 por los franciscanos, se localiza por la carretera antigua de Campeche  a Mérida, sobre el llamado camino real, que lleva a la ciudad de México.

La “Blanca Flor” es famosa por haber recibido a la emperatriz Carlota y porque fue escenario de dos cruentas batallas de la Guerra de Castas.

En la actualidad es posible hospedarse en esta hacienda, donde se puede apreciar su hermosa arquitectura colonial, ver sus plantaciones, y  dormir como rey en sus habitaciones. (NoticaribeNews)