Raymundo King, puto. El desprecio popular sin censura contra un diputado del PRI

Fabiola Cortés Miranda

PLAYA DEL CARMEN, MX.-“Raymundo King, puto puto”; y una figura de un pene apuntándole a la boca. Así terminó uno de los cientos de anuncios espectaculares que el diputado federal por el Distrito 02, con cabecera en Chetumal, pagó y colocó en Playa del Carmen.

El anuncio, hasta este viernes pasado, estaba en la esquina de la avenida 125 y la prolongación CTM.

La dedicatoria se la dejó un ciudadano espontáneo; lo pintarrajeó la mano del hartazgo, del que se cansó de ver en cada esquina de esta ciudad turística la foto del diputado federal Raymundo King de la Rosa, en anuncios espectaculares.

Un despilfarro descomunal, insultante, ofensivo a la hora de hacer cuentas, porque resulta en decenas de millones de pesos; echados a la basura para dar a conocer su tercer informe de gobierno.

El “puto”, “puto”, pintado con un marcador en el anuncio de Raymundo King de la Rosa, es la más elemental de las ofensas, y de las que más desprecio expresan. Representa el desagrado por una persona; y aclaro, no tiene nada que ver con las preferencias sexuales (muy respetables) de cada quien. Como muchas palabras es poli semántica, pero casi siempre, como en el particular, se utiliza en sentido negativo.

Por eso, los “operadores” del diputado federal, desconocido en Playa del Carmen, se apresuraron a quitar el anuncio. Ahora, sólo está el esqueleto del espectacular. La “ofensa” fue grande, intolerable para un ‘político’ de tan minúsculo tamaño como Raymundo King de la Rosa.

Y es quizá, de las pocas expresiones de rechazo que se hacen públicas por “fuente ovejuna”; sin firma; desde el anonimato; pero en la calle, a la vista de los cientos automovilistas que circulan por la avenida 125.  

La pintarrajeada no es de un “activista profesional”, está hecha con plumón, y en un espectacular puesto muy alcance de la mano. Pero representa mucho en una sociedad como la de Playa del Carmen, donde lo menos importante para los ciudadanos es la política; y donde la participación no logra traspasar el mundo virtual.

El despilfarro que siempre ofende

Les soltaron la rienda y se volvieron locos. Raymundo King de la Rosa, es junto a José Luis “Chanito” Toledo, y el alcalde de Playa del Carmen, Mauricio Góngora Escalante, uno de los aspirantes a suceder al gobernador Roberto Borge Angulo, quien ha demostrado que si el antecesor fue malo, se puede ser peor, porque en el PRI para eso sobran candidatos.    

King de la Rosa, trae detrás de sí la marca de la corrupción, pues el ahora diputado federal no se podrá quitar el estigma de haber asumido el cargo de director del Registro Público de la Propiedad, sin cumplir con los requisitos exigibles por la ley, porque en ese entonces no era licenciado en Derecho, y cuando quedó al descubierto, tuvo que renunciar al puesto que le dio el que era gobernador, Félix González Canto. De eso, ya hace muchos ayeres, cuando King de la Rosa probó que sí era digno ejemplar de la camada dinosáurica del PRI.

Su primer y segundo informe de actividades pasó desapercibido, pero en el tercero, King de la Rosa derrochó millones de pesos para colocar cientos de espectaculares en todo el estado y en autobuses; para fastidiar en el cine con sus spots, y para pagar una encuesta telefónica:

¿Conoce a Raymundo King de la Rosa?, preguntan al otro lado del teléfono, después del protocolo de presentación. Y aunque usted responda que no lo conoce, le insisten con las preguntas: si le parece que podría ser un buen candidato a gobernador; si su gestión como diputado federal le pareció positiva.

¿Qué clase de encuesta es ésa?, en la que ya no hay materia, porque las preguntas deberían terminarse cuando la gente responde: “no, no lo conozco”.

¿Y de qué sirvió el millonario despilfarro de recursos públicos o de dinero proveniente de quién sabe dónde?; si al final de la gastadera para promover su tercer informe, que el Diputado federal ‘rindió’ en Chetumal el martes pasado; resulta que a King de la Rosa o no lo conocen o lo desprecian por su contaminación visual, por tener que ‘encontrártelo’, en cada calle, en cada esquina, en el cine y hasta en tu casa con las llamadas incómodas.  

Pues de nada sirvió el derroche, salvo para que un ciudadano condensara en una frase la percepción de los que ya están hartos del PRI, de los mexicanos que no venden su voto el día de las elecciones por una miseria, de los que no están acomodados a la asquerosa corrupción; de los que piensan: “Raymundo King puto”, puto PRI, puto gobierno…