A 150 kilómetros de la bonanza turística de la Riviera Maya está la pobreza extrema
Fabiola Cortés Miranda
PLAYA DEL CARMEN, MX.-A
unos 150 kilómetros de Playa del Carmen, pasando Tulum y Cobá, está la entrada
a la zona maya, muy alejada de la bonanza, de la cosmopolita Quinta Avenida, de
los hoteles cinco estrellas y de la exquisitez que atrae a millones de visitantes cada año;
15 millones el año pasado, según la estadística oficial.
A
Sahcab Mucuy, Chanchén I, Hondzonot, Yaxché, y Chanchén Palmar se llega a
través de una estrecha carretera parchada en partes y con baches en otras; no
hay transporte público de ningún tipo, como si a nadie le interesara llegar
hasta aquí; cuando sus pobladores tienen que salir deben hacerlo por medio de “fletes”,
servicios de transporte precontratados por los que deben pagar un alto costo para sus eventuales y magros ingresos;
otra manera de salir es hacerlo con el favor de alguien que tenga vehículo.
La
economía de estos poblados apenas y respira, ayudada por algunos hoteles que
contratan mano de obra indígena la cual mueven todos los días a través del transporte
de personal; pero los sueldos que reciben no alcanzan para casi nada, porque ocupan
las posiciones más bajas en la escala laboral. La industria familiar de la miel
es quizás la forma más desarrollada de economía, pero dependiente siempre de la caprichosa sequía. Para las mujeres solo queda la producción de prendas de vestir, en
máquinas bordadoras, ya son pocas las que lo hacen a mano porque no existe un
mercado que aprecie el trabajo artesanal. Pero en general, no existe un mercado
para nada, para ningún producto. Cuando alguna vez los pobladores se han organizado para realizar
alguna siembra colectiva, terminan desilusionados y frustrados porque además de
que no existe medio de transporte que los acerque a la ciudad más próxima que
es Tulum (60 kilómetros), el gobierno tampoco les ha procurado un espacio público para que
puedan vender su mercancía, muy al contrario, les han cerrado las puertas.
La
mayoría de mujeres, sobre todo la población adulta, solo habla maya, “la maya” como
ellos llaman a su idioma, el cual sigue siendo la principal lengua con la que
se comunican los habitantes de esta zona.
Desnutrición,
niños de talla tres veces menor a la que debían tener, falta de acceso a la
salud y a hospitales de segundo y tercer nivel, marginación cultural y una
desatención generalizada mantienen a la población en un atraso que para los
pobladores mayas se ha vuelto algo cotidiano, porque llevan demasiados años en
el olvido, sin que ni el gobierno estatal ni los municipales se acuerden de
ellos.
De
la opulencia que se ve en Cancún y la Riviera Maya muchos saben solo de oídas,
ni siquiera la han visto; como tampoco han podido conocer las zonas
arqueológicas que alguna vez fueron hogar de sus ancestros y para ellos ahora
son desconocidas.
Y
aunque separados por un par de kilómetros, existe diferencia entre los poblados,
por ejemplo, en Sahcab Mucuy, la pobreza es más aguda que en Chanchén I, o que
en Hondzonot. Sahcab Mucuy está prácticamente incomunicada, solo un par de
personas cuentan con línea telefónica para transmitir mensajes a los demás
pobladores, la zona maya no es territorio Telcel. En este poblado, sirvieron
más las cajas de las televisoras entregadas por el gobierno federal que los
propios aparatos, que permanecen tapados, protegidos del polvo,
porque aquí ni señal de televisión existe.
Desde
hace dos semanas, junto con Antonio Ramos, activista social con seis años de
trabajo en la zona maya, hemos recorrido varios poblados, con el objetivo de
fijarnos una agenda de trabajo. Lo más difícil de las visitas ha sido poner un
alto a la arraigada costumbre del pedir. Cualquier persona externa, más si se
trata de un candidato o de alguien que abandera una causa social, es vista como
un depositorio de peticiones, casi todas de dinero. Las personas miran con escepticismo
las propuestas de crear proyectos productivos
en los que se cierre el círculo, es decir, en los que su trabajo termine redituándoles,
en los que su trabajo sea el motor de la economía de la zona.
Pareciera
que el gobierno priista de Roberto Borge y el municipal de David Balam se empeñó en marginar aún más a la población maya; si antes tenían la posibilidad de
vender sus productos en espacios públicos de Tulum, esa puerta les fue cerrada,
como si lo que se pretendiera fuera aniquilarlos.
El
gobierno de Roberto Borge también dejó de pagar el convenio con la Secretaría
de Salud de Yucatán para que las personas de esta zona sean atendidas, y es que
el hospital de Vallaldolid está más cerca y mejor equipado que el de Tulum. Los
enfermos de la zona maya de Tulum tienen que soportar los reproches de médicos
y enfermeras de Yucatán que les recuerdan que Quintana Roo es ‘rico, y no tiene
ni un hospital que los atienda’; un reproche muy cierto. Las casas de salud
solo cuentan en el discurso porque algunas no tienen médico y ninguna, medicamentos.
La unidad móvil “El Faisán” también carece de lo mínimo, los médicos
diagnostican pero dejan a la gente con su problema.
Estos
15 días de recorridos me han dado la certeza de que los habitantes de la zona
maya quieren un cambio, están más que informados, politizados, y organizados.
En Chanchén I, una joven mujer me sorprende cuando afirma que “dinero sí hay,
pero lo que hace falta es transparencia, saber qué se hace con el dinero”. Ella
tiene un huerto orgánico y vislumbra como una solución al estancamiento económico
dar impulso al turismo comunitario. “Trabajar sabemos, lo que queremos es un
poco de ayuda”, comenta.
De
la mayoría de las casas cuelgan los pendones con la imagen de Carlos Joaquín y
de Jorge Portilla; y aunque están firmes y preparados, no descartan que se den
brotes de violencia en la jornada electoral ante la desesperación de un PRI que
ya siente el barco hundirse: “se necesita que vengan los soldados”, comenta un
líder de una célula de apoyo a los candidatos del PAN-PRD; y es que la lejanía con la zona comunicada vuelve a estas poblaciones vulnerables.
Este
sábado concluí, junto con Antonio Ramos, el recorrido de varios días por algunas
poblaciones de la zona maya de Tulum. Como candidata a diputada por el PRD, asumí
compromisos, no promesas de campañas, y haré hasta lo imposible por no
defraudar a quienes han estado marginados del éxito turístico del Caribe
mexicano, y han sido relegados siempre.
Este
sábado sellamos nuestro encuentro con una comida. En lugar de refresco tomamos
agua de fruta, las señoras aprendieron a hacer horchata de avena, con la
consabida explicación del valor nutricional que tiene esta bebida. Los hombres,
encargados de cocinar la tradicional chicharra, aprendieron a hacer carnitas
estilo Michoacán, guiados por Jorge Palestina, un experto en ese arte.
En la zona maya hace falta casi todo, hablando de cuestiones materiales, pero hablando de capacidades, valores y cultura, éstos sobran, solo hace falta respetar e impulsar la dignidad de un pueblo que quiere volver a brillar.
A 150 kilómetros de la bonanza turística de la Riviera Maya está la pobreza extrema
Reviewed by NoticaribeNews
on
domingo, mayo 22, 2016
Rating:
No hay comentarios