Malecón Tajamar, ¿la batalla perdida o el primer round?. Pocos asisten a marcha para pedir alto al ecocidio
Fabiola Cortés Miranda
CANCÚN, MX.- Alrededor
de 200 personas respondió al llamado realizado a través de redes sociales para exigir
un alto a la devastación iniciada la noche del viernes y la madrugada del sábado en el Malecón Tajamar, cuando tractores y volquetes entraron a los
terrenos vendidos por el Fonatur, con “garantía de destrucción ambiental”.
A
las cinco de la tarde, hora fijada para la manifestación, apenas unas decenas
de personas habían llegado, entre éstas, caras muy conocidas como la de Katherine
Ender Córdova, el rostro más visible de “Guardianes del Manglar”; el padre
Pablo Pérez Guajardo, expulsado de la Iglesia de los Legionarios de Cristo; Sara
Rincón Gallardo, activista defensora de los derechos de los animales, los perredistas,
Juan Carlos y Laura Beristain, y algunos integrantes del MORENA.
En
medio de la gente, una joven lloraba desconsolada. Fue de las primeras que
inició la batalla para evitar que se devastara la zona, y confiaba en que se echaría
para atrás el proyecto de más de una veintena de desarrollos, entre hoteles,
condominios y plazas comerciales que se realizarán en una superficie de 58.79 hectáreas,
y para lo cual se requiere la remoción de vegetación hidrófila, básicamente
manglar, en 49.10 hectáreas.
Los
granaderos atrás de las vallas de contención, miran y escuchan el reclamo de
los manifestantes, quienes descargan en los uniformados su enojo y el coraje de
sentirse burlados, rebasados por la perversidad del “aparato”, del “sistema”
que custodió la entrada de maquinaria en la obscuridad, en la penumbra.
Entre
las cartulinas que portan los cancunenses se leen reclamos al presidente Enrique
Peña; al gobernador Roberto Borge, y al alcalde de Cancún, Paul Carrillo de
Cáceres: “PEÑA CARRILLO BORGE ASESINOS”; “DA LA CARA BORGE”. Entre sus
consignas, también cuestionan “¿dónde están los del Partido Verde?, ¿Dónde está
Remberto Estrada (diputado federal), dónde está Jorge González (senador)?.
De
este lado los cuestionamientos, mientras del otro lado se escucha la
devastación, y se alcanza a ver un trascabo echando humo, pasando por sobre la
vegetación, tumbando todo lo que encuentra a su paso, aplastando animales. El
desastre es inocultable a pesar de las lonas negras que intentan cubrir las
maniobras. Los pájaros salen en busca de otro lugar conforme avanza la
maquinaria, algunos se quedan momentáneamente sobre la vegetación que ya ha
sido talada.
No
hay ni habrá recuperación de especies, eso sí es seguro. No se ha respetado
nada. La única intención de los empresarios era entrar y poder empezar a
devastar para “construir”.
Sin
dirigente, sin ningún liderazgo, los manifestantes solo responden
espontáneamente a las propuestas de unos y otros. Y cuando parecía que la
marcha se dispersaría, alguien sugiere ir al kilómetro cero a continuar la
manifestación, el objetivo no es cerrar la vía, es caminar sobre la avenida
Bonampak para tratar de sumar a más personas, “para que se enteren”, dicen
algunos, con la esperanza de que los pocos se conviertan en más. Sólo por
momentos se cerró la avenida Bonampak. La mayoría de los manifestantes coinciden
en que es mejor respetar el libre tránsito, causar las menores afectaciones a
terceros, así que siempre queda un carril libre.
Una
parte de los manifestantes se queda en Malecón Tajamar y otra marcha hacia el
kilómetro cero.
Padres
con sus niños de la mano, familias y sobre todo jóvenes son los que salieron este
sábado a las calles. Son precisamente los jóvenes quienes gritan con más fuerza,
los que conminan con más ahínco a los automovilistas a “despertar”, éstos forzosamente
tienen que reducir la velocidad para transitar: “Abre los ojos”, “También te
interesa”, “Haz algo, están matando animales vivos”, “Hagan algo, dejen la
indiferencia”, reclaman a quienes desde los vehículos observan a los que
protestan.
Una
chica camina descalza desde Malecón Tajamar hasta el kilómetro cero, y de allí,
al lugar del ecocidio. Es de las más jóvenes y de las más aguerridas. Exige a
los que transitan en sus automóviles que “reaccionen”.
En
el camino, las frases más repetidas suenan con insistencia: “Cancún despierta” y
“Cancún está de luto”. Algunos
conductores, tocan el claxon en señal de apoyo, pero la marcha se mantiene, no
crece. Los empleados de restaurantes se asoman a curiosear.
En
tanto, en el Malecón Tajamar, ya se unieron otros, aunque la concentración
tampoco rebasa el centenar de personas. Erik Ballesteros, un joven cuya
presencia ya es conocida en las marchas,
alienta a los que protestan por la devastación. Ahora sí, cierran ambos carriles
de la avenida Bonampak, a la altura de Plaza
Las Américas. También, ahora sí, el padre Pablo Pérez Guajardo porta su sotana.
En
la entrada del Malecón Tajamar los ánimos se calientan por un momento, jóvenes
exigen entrar a la zona que hasta ayer en la tarde permanecía abierta, con libre
tránsito. Ahora, decenas de granaderos impiden el paso. Un intercambio de
empujones por algún momento tensa la situación. Integrantes de la Comisión
Nacional e Internacional de Organizaciones y Confederaciones de Derechos
Humanos, se paran delante de los granaderos y piden calma a los que quieren
entrar.
Katherine
Ender, de Guardianes del Manglar, con megáfono en mano, descalifica a los que
intentan entrar por la fuerza al Malecón Tajamar, y se deslinda de lo que
puedan hacer, también pide que se respete a los uniformados y asegura que
continuará la lucha por la vía legal.
No
todos están convencidos de los métodos legales. Las muchas batallas perdidas en
los tribunales solo han dejado una sensación de que no existe justicia.
Los
integrantes de Guardianes del Manglar cuestionan a los que hoy confrontan a los
granaderos: ¿y ayer por qué no estuviste aquí?. Las diferencias dejan un ambiente desagradable,
de división, que trata de recomponerse sin mucho éxito. Se insiste en voces “oficiales”,
en una especie de “dueños de la causa”.
Solo
en algo coincide la mayoría, en que ya no podrán detener el ecocidio que avanza
a pasos de gigante.
Algunos
ciudadanos que lograron entrar al Malecón Tajamar la mañana de este sábado
aseguran que debajo de la maquinaria han quedado animales aplastados; era el único
sitio que tenían, era su hábitat; fuera de esta zona solo hay avenidas, era su
último refugio, ahora devastado en aras del desarrollo y de miles de empleos
mal pagados y casi todos operados bajo las llamadas outsourcing. Eso es lo que
se ofrece a cambio del exterminio, del ecocidio. Eso sí, ganancias millonarias
para inversionistas y hasta una iglesia “digna” para los Legionarios de Cristo…
Entre
los acuerdos que alcanzaron los manifestantes fue el de instalar este domingo a
partir de las nueve de la mañana, una mesa para tramitar un amparo colectivo,
el cual será interpuesto por integrantes de la Comisión Nacional e
Internacional de Organizaciones y Confederaciones de Derechos Humanos. (NoticaribeNews)
Malecón Tajamar, ¿la batalla perdida o el primer round?. Pocos asisten a marcha para pedir alto al ecocidio
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sábado, enero 16, 2016
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