Las componendas de un Rector y un Gobernador

Fabiola Cortés Miranda

PLAYA DEL CARMEN, MX.- Hace unos días la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente aprobó el fraccionamiento residencial Down Town Tulum, lo que quedó firme con la publicación en el Diario Oficial de Quintana Roo el 18 de diciembre del 2007.

Este desarrollo se ubicará en una reserva territorial del Instituto del Patrimonio Inmobiliario del Estado (IPAE) con una extensión de poco más de 778 mil metros cuadrados, que representa las primeras 77 hectáreas de las cerca de 450 hectáreas que abarcaría este proyecto.

Lo polémico del asunto, es que este desarrollo requiere para su consolidación de los terrenos que pertenecían a la Universidad de Quintana Roo (UQROO), el predio de 36.8 hectáreas con un kilómetro de franja costera que la UQROO cedió al gobierno del estado a cambio de unos terrenos que ya tenía en comodato.

En este turbio negocio son varios los involucrados, en primerísimo lugar el Gobierno del estado y su capitán Félix González Canto. Se recordará que Cecilia Loría Marín, actual secretaria técnica del Gobierno, simuló estar disputando legalmente el citado terreno, que en ese entonces todavía estaba en manos de la UQROO.

La noticia corrió como reguero de pólvora, con titulares como “Muerde la mano que le da de comer” en clara referencia a Cecilia Loría, empleada de Félix González Canto. La publicidad no fue gratuita, pues se trataba de hacer el mayor escándalo, de subir a la agenda mediática que el terreno de la UQROO era como la rifa del tigre, más un problema que un beneficio, y había que deshacerse de éste.

En las semanas siguientes, y hecho el trabajo sucio, Cecilia Loría se desistió “milagrosamente” de la demanda.

El 12 de diciembre se publicó en el Diario Oficial la autorización del fraccionamiento, y una semana después, el 19 de diciembre, el rector de la UQROO, José Luis Pech Várguez, hizo público que la institución había aceptado la “generosa” oferta del gobierno del estado, de cederle el “engorroso” litigio del predio de 36.8 hectáreas de Tulum, a cambio de dos predios, uno de 90 hectáreas en la zona de Xcacel-Xcacelito, y otro de 20 hectáreas en Playa del Carmen, más 10 millones de pesos.

Un detalle curioso es que la UQROO ya tenía en comodato el predio de Xcacel-Xcacelito, cuyo uso está destinado a conservación e investigación, es decir, no se puede hacer nada más sobre él, gracias a que años atrás grupos de ambientalistas lograron revertir la venta de los terrenos de esta zona, por tratarse un importante lugar de anidación de tortugas.

Lo mismo daría que la UQROO tuviera el terreno en comodato que en propiedad, pues su objeto es el mismo: la conservación y la investigación; a menos que en unos años el gobierno decida otorgarle densidades y la Universidad de Quintana Roo S.A. de C.V. lo entregue como entregó el de Tulum.

Según, el rector José Luis Pech, fue decisión del Patronato de la Universidad y del Consejo Universitario ceder el predio de Tulum. El Patronato está integrado por personas tan honorables como Alfredo Caamal Huchin, quien era titular de la Comisión Nacional de Derechos Indígenas –CDI-, de la que tuvo que salir por patas acusado y denunciado por acoso sexual.

También en el Patronato están María Hadad Castillo, la cantante de karaoke, y aspirante a una diputación; Marco Antonio Lozano Ocman, secretario particular del gobernador Félix González Canto; el arquitecto Juan González Angulo, consejero de Leisure Group, Carolina Hernández de Joaquín, de la Junta Coordinadora Empresarial de Cozumel; Ángel Ezequiel Rivero Palomo, Secretario del ayuntamiento de Othón P. Blanco, y Miguel Ramón Martín Azueta, dueño del diario El Quintanarroense.

Así pues, según el rector Pech Várguez, la decisión de ceder el terreno de Tulum, la tomaron, en su mayoría, personajes con intereses en el ámbito empresarial y gubernamental…

Además, de acuerdo al académico, la permuta también recibió el visto bueno del Consejo Universitario, en el cual están representados tanto la planta docente como los estudiantes de la UQROO.

Pero como la lengua es mejor a la vinagreta; estamos a la espera de que la UQROO nos proporcione las bitácoras o los documentos en los que conste dicha aprobación, donde seguramente también estarán los argumentos en favor de tan importante decisión.

El negocio inmobiliario es sin duda el mejor fondo de retiro de cualquiera; y Quintana Roo conoce de sobra los casos de ex gobernadores,  ex alcaldes y toda clase de ex funcionarios que han preferido aquél a las afores. Sólo que hacerlo con el patrimonio de los quintanarroenses tiene una gran desventaja: no es muy bien visto. Aunque para los cínicos esto es lo de menos. Otra desventaja es hacerlo tan mal y a mitad de sexenio.

El proyecto Down Town Tulum que desde hace varios meses se está comercializando, no contaba con nada, más que con la palabra del gobierno del Estado de que se le daría la aprobación (y hasta el terreno de la UQROO) y como en Quintana Roo, los gobernantes tienen palabra, pues ya les dieron lo primero.

En el Down Town medio mundo anda embarrado, hasta un empresario de tiendas de buceo de Akumal, que va por la vida defendiendo el proyecto; porque como ya se vio, es un proyecto de la Gran Familia.

Al estar ubicado entre los límites de la mancha urbana de la ciudad de Tulum y el Parque Nacional Tulum, la parte de condominal del Down Town no requiere de la bendición de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, es decir, no necesita de la Manifestación de Impacto Ambiental.

Es lo que se dice, un caso a “pedir de boca”, porque el gobierno del estado no necesita negociar con empleados federales nada, y por lo tanto las igualas y los porcentajes se quedan entre los cuates quintanarroenses.

Pero Emilio Heredia Lima, a quien se reconoce como el inversionista principal del Down Town Tulum, sí requerirá de la autorización de la Semarnat para construir el campo de golf que tiene planeado y prometido a sus compradores. ¿Qué tan negociado está el campo de golf?. Eso no tardará en saberse.    Las componendas de un Rector y un Gobernador.