45 años de un festejo maya de navidad en Chanchén Palmar, Tulum

Fabiola Cortés Miranda

TULUM. MX.- Chanchén Palmar se ubica  a unos 80 kilómetros de la paradisiaca y cosmopolita ciudad de Tulum, es una localidad maya donde cada 24 de diciembre, desde hace más de cuatro décadas, se desarrolla un peculiar festejo navideño que empieza en la tarde y culmina en la madrugada del 25 de diciembre.


La celebración religiosa, que combina la tradición católica con elementos indígenas genera gran expectativa entre las alrededor de 150 familias que viven en Chanchén Palmar, y comienza en la tarde con el preparado de la “chicharra”, una especie de carnitas y chicharrón de cerdo que es cocinado en un cazo con hirviente manteca. Cada familia recibe una porción de carne que es acompañada con frijoles y tortillas de maíz recién hechas.  


Ya en la noche desde las nueve o diez, comienza la festividad en la pequeña iglesia, donde un grupo de hombres: jóvenes y niños se convierten en pastores; todos portan camisa blanca y pantalón negro, y en la cabeza un paliacate sostenido por una corona hecha de papel con adornos que representan la cruz católica sobre una pirámide; la corona es también el símbolo de los reyes magos. Al fondo de la iglesia, un hombre marca el ritmo con un tambor, y otro más, Don Marcos, toca la armónica. Los jóvenes secundan los compases con precarias pero eficientes sonajas construidas con un recuadro de madera y corcholatas.


Los pastores con su danza, simbolizan la adoración del niño dios, y las sonajas son tocadas para arrullarlo. El niño dios tiene a su lado a José y María quienes están arropados con vestidos tradicionales yucatecos.



La danza se prolonga con pocas variaciones por casi una hora, solo el intercambio de lugar entre los pastores y el toque con los pies o con los brazos, distingue un momento de otro, como si se tratara de una carrera de resistencia y no de habilidades. 



La monotonía de la música y de los pasos se interrumpe cuando entran en escena los “viejos”, un par de niños disfrazados con capas de ropas y máscaras, una especie de traviesos personajes que portan un morral cargado de “sorpresas”, objetos varios como juguetes o dulces que van  ofreciendo a los espectadores. Los v
iejos se unen a la prolongada sesión de los danzantes y de los músicos que no paran mientras éstos tratan de ‘seducir’ a los presentes con algún objeto. Pero después de 45 años de celebrarse esta tradición en Chanchén Palmar, ya no queda prácticamente ningún incauto que acepte los regalos de los viejos, pues aquél que lo hace se convierte en uno de ellos, y es sacado de la iglesia para regresar transformado en un viejo usando varias capas de ropas, jirones de tela y máscara, y entonces toma el lugar del viejo que lo tocó.



A la danza y el jugueteo le sigue el rezo de las novenas, un acto también reservado solo para hombres, quienes con imperceptibles palabras pronuncian los rezos mientras algunas partes son repetidas por los asistentes a la Iglesia.

Tras el rezo de las novenas regresan los pastores a sus danzas y los viejos a su juego. Entre uno y otro acto se reparten bebidas, dulces y comidas, y aunque antaño se bebía chocolate en jícaras o algún otro brebaje natural, ahora los refrescos y los pasteles han pasado a sustituir los alimentos tradicionales.   

La tradición que llegó con los nuevos pobladores de Chanchén Palmar 

Esta celebración tiene paternidad, la inició el señor Urbano Ay May quien hace 45 años, junto con otras 20 familias, dejó sus raíces en K'inich, Yucatán, para afincarse en Chanchén Palmar, cuando Quintana Roo era aún territorio poco poblado, según rememora su hijo, Marco Ay Nahuat, continuador de la tradición y quien toca la armónica en la festividad.

Don Marco recuerda que fue su abuelo quien inició la festividad en K’inich, y luego su padre, el señor Urbano, de quien él la aprendió directamente; ahora sus hijos y ya sus pequeñísimos nietos, continúan con la celebración del niño dios. Desde hace décadas es su familia la que consigue el cerdo que se reparte el 24 de diciembre entre todos los pobladores de Chanchén Palmar, así como las bebidas.

Los instrumentos también son de la familia de Don Marco, aunque ya solo queda una vieja armónica, pues el tambor que se utiliza esa noche es prestado, y el violín ya solo está en el recuerdo porque desde hace años se echó a perder y no han podido reemplazarlo.


Los iniciadores de esta tradición no temen que se pierda porque prácticamente toda la comunidad participa y espera con entusiasmo la celebración, y porque los hijos de Don Marco se muestran orgullosos continuadores de la misma. (Fotos: Antonio Ramos)


45 años de un festejo maya de navidad en Chanchén Palmar, Tulum 45 años de un festejo maya de navidad en Chanchén Palmar, Tulum Reviewed by NoticaribeNews on jueves, diciembre 28, 2017 Rating: 5

1 comentario

  1. asi es tanto yo como miembro de la familia conservamos esta tradición en nuestro pueblo

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