MORENA, el fallido proyecto político de AMLO en Quintana Roo
Fabiola Cortés Miranda
Aunque
el periodismo está lejos de ser un oficio objetivo, y más aún, una ciencia, (a
pesar de que la UNAM extienda títulos como el de Licenciado en Ciencias de la
Comunicación); procuro, en la medida de mis limitaciones, ser objetiva.
En
esta ocasión, adelanto, seré más bien subjetiva, porque hablaré de un asunto
que conozco personalmente, y desde adentro.
La
primera vez que me afilié a un partido político, le di el beneficio de la duda al
Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), fue el 10 de noviembre del 2013,
durante la Asamblea Constitutiva, donde apenas unos minutos antes de las 12 del
día, con un gran esfuerzo, se logró reunir a las tres mil personas que se
necesitaban para validar la asamblea; requisito indispensable para la formación
del nuevo partido político de Andrés Manuel López Obrador.
Igual
que sucede en todos los partidos políticos, a la Plaza de Toros de Cancún
llegaron personas por propio pie, y cientos más que fueron llevadas por las
bases de los ‘impulsores del cambio verdadero’, es decir, acarreados. Gente que
por una o por otra no tenía recursos para asistir a la Asamblea, como los militantes obradoristas de los municipios mayas de Quintana Roo.
Al final MORENA se constituyó.
Desde principios del 2014 comencé a participar activamente en el comité de Solidaridad (Playa del
Carmen) de MORENA. Pero conforme pasaban las semanas y los meses, me parecía que el
nuevo partido de López Obrador era idéntico a cualquier otro: con la misma
lucha intestina de poder, con el agandalle de los que creen que se merecen
ostentar los cargos, con la ambición de los que esperan que les sea devuelta “la
inversión” que han hecho y lo que han gastado; y con un pie en primera fila de
ex perredistas de dudosa reputación como Ricardo Velazco, Latifa Muza y ahora
Rafael Quintanar y Sergio Flores, ultra perredistas, vividores de los recursos públicos .
Al
frente de MORENA en Quintana Roo está Rafael Marín Mollinedo, primo del célebre
chofer de AMLO, Nicolás Mollinedo, y quien ahora, gracias al poder de su ex
jefe se convirtió en director de Recolección y Tratamiento de Residuos Sólidos en
la delegación del “inmaculado” Ricardo Monreal Ávila.
Marín Mollinedo, el hombre cercanísimo de López Obrador, deja hacer y deshacer dentro del partido, observa cómo los demás se desgastan mientras teje su estrategia; la que le conviene a su jefe. Trabaja desde el café, por lo bajito, y pocas veces se aparece en las reuniones de Comité; pocas veces se ve, no su "Tsurito", sino una imponente camioneta Lobo con vidrios polarizados llegar. Pero él es el que decide; según sus propios intereses.
Marín Mollinedo, el hombre cercanísimo de López Obrador, deja hacer y deshacer dentro del partido, observa cómo los demás se desgastan mientras teje su estrategia; la que le conviene a su jefe. Trabaja desde el café, por lo bajito, y pocas veces se aparece en las reuniones de Comité; pocas veces se ve, no su "Tsurito", sino una imponente camioneta Lobo con vidrios polarizados llegar. Pero él es el que decide; según sus propios intereses.
Ese
es el MORENA de López Obrador, el partido renovado, el de los “nuevos hombres”,
el de los honestos, el de los que quieren el cambio en el país, el de los que
quieren que se bajen los que están para subirse ellos y hacer lo mismo: robar,
robar, saquear, saquear; solo que envueltos en un perverso disfraz de moral, de
ética y de valores.
Sí,
hay miles de personas que se creen el discurso de la anticorrupción, de la “honestidad
valiente”, que aman a este país que se cae a pedazos; que tienen buenas
intenciones, incluso, dentro del propio MORENA. Desafortunadamente no son los
dirigentes y nunca les permitirán pasar de la última silla.
Pero para ellos, MORENA no es la opción.
MORENA es el partido de la antidemocracia; disentir no se vale, de acuerdo a los estatutos que pueden interpretarse siempre a conveniencia. En el partido de López Obrador no se permite una corriente crítica, todos se alinean, o se van, por voluntad o por marginación. Detrás del disentimiento está el sospechosismo, si se critica se es enemigo, un ‘adversario que tiene el propósito de debilitar al partido’.
MORENA es el partido de la antidemocracia; disentir no se vale, de acuerdo a los estatutos que pueden interpretarse siempre a conveniencia. En el partido de López Obrador no se permite una corriente crítica, todos se alinean, o se van, por voluntad o por marginación. Detrás del disentimiento está el sospechosismo, si se critica se es enemigo, un ‘adversario que tiene el propósito de debilitar al partido’.
Frases
como “al Licenciado López Obrador no le gusta que andemos con chismes”; “Obrador
no le hace caso a los inconformes”; “no
puedes mostrar pancartas de desacuerdo porque se molesta”; eran algunos de los
comentarios cuando alguien tenía la osadía de cuestionar algo.
El
artículo 3, inciso j de los estatutos, establece la cortapisa a la libertad de expresión “el rechazo
a la práctica de
la denostación o
calumnia pública entre miembros o
dirigentes de nuestra
organización, práctica que
suele ser inducida
o auspiciada por nuestros
adversarios con el
propósito de debilitarnos o
desprestigiarnos. Si existen
presunción o pruebas
de faltas graves
cometidas por un/a militante o
dirigente, quienes pretendan
que se investiguen, y en su caso,
sancionen, deberán acudir a las
Comisiones de Honestidad y Justicia
Estatal o Nacional,
las que resolverán
de acuerdo a los principios y normas de nuestra
organización”
Así
es la “democracia” de López Obrador. El que defiende la elección de los
protagonistas del cambio verdadero, a través de encuestas que nadie ve, que
nadie conoce, ni siquiera los militantes, quienes están obligados a callar, a alinearse;
so pena de ser tratados de infiltrados, de reventadores, de tener intereses
oscuros.
Unos
meses me llevó conocer las entrañas del naciente partido de López Obrador, un
partido más, un partido como cualquier otro.
Abandoné
el Comité municipal de Playa del Carmen, en abril de 2014, cuando se nombró al ex perredista Ricardo Velazco Rodríguez, como presidente del Consejo Estatal de MORENA, un ex
funcionario perredista de Cancún, amigo de la también ex perredista Latifa Muza
Simón, señalada por presuntos desfalcos cuando fue presidenta municipal de
Cancún, y quien posee una dudosa “concesión” de grúas otorgada y cobijada por
gobiernos priistas. La única “virtud” de ambos es que financiaban el proyecto
de López Obrador, por lo que no se podía prescindir de ellos. Ricardo Velazco “ganó”
el primer cargo ejecutivo en MORENA, Latifa Muza incrustó a su hija Lourdes
Cardona, en la lista de plurinominales en las pasadas elecciones.
Las
elecciones del pasado domingo, para renovar los consejos distritales de MORENA,
evidenció la situación del partido de López Obrador, fundado sobre los mismos cimientos
de corrupción y autoritarismo que cualquier otro. Fue imposible la realización
de elecciones en Cancún (Distrito 03) y Chetumal (Distrito 02); y en el
Distrito 01 de Playa del Carmen, los perdedores impugnarán la elección: las
acusaciones en los tres casos: acarreo de perredistas, infiltrado, imposición
de candidatos y compra de votos; en una palabra: corrupción.
Ese
es el partido de Andrés Manuel López Obrador, que con cada acción se
contradice, que cada día no suma, sino que resta; porque a los cínicos ya se
les conoce por cínicos, pero a los hipócritas nunca se les acaba de conocer.
Y
para no dejar, una muestra más:
El
artículo 3, inciso f, de los estatutos de MORENA señala: “No permitir ninguno de
los vicios de
la política actual:
el influyentismo, el amiguismo, el
nepotismo, el patrimonialismo, el
clientelismo, la perpetuación en los cargos, el uso de
recursos para imponer o manipular la voluntad
de otras y
otros, la corrupción y
el entreguismo.”
Para
AMLO ¿no aplica la “perpetuación en el cargo”?
¿Cómo
se llama el nombramiento de Nico Mollinedo como director de Recolección y
Tratamiento de Residuos Sólidos de la Delegación Cuauhtémoc?. ¿Qué habría
pasado si Ricardo Monreal, que es tan honesto, hubiese rechazado el
nombramiento?. Obrador no se cansa de dar lecciones en MORENA: él manda, los
estatutos no se aplican a sus amigos, y en MORENA todo cambia para seguir igual…
NOTA: En
la foto, tomada del periódico Quequi; con los dientes afilados, los
experredistas Rafael Quintanar (primero de izquierda a derecha); y Ricardo Velazco
(tercero de izquierda a derecha), impulsando “el cambio verdadero”.
MORENA, el fallido proyecto político de AMLO en Quintana Roo
Reviewed by NoticaribeNews
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martes, octubre 13, 2015
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