Roberto Borge será muy recordado… como el Gobernador con el que Cancún perdió la paz social
Fabiola Cortés Miranda
‘La
historia no lo absolverá’, y no hay que esperar años ni meses, los efectos de
las decisiones que el gobernador Roberto Borge Angulo está tomando se ven de
inmediato.
En
una semana el Gobernador ordenó dos fuertes represiones contra un movimiento social
que parece uno de esos monstruos fantásticos a los que se les corta una cabeza
y les salen otras cinco.
Sin
cálculo, sin control de daños, sin proyección y movido solo por el ánimo de
demostrar que él es el que tiene el poder y el que manda a todo lo largo y
ancho del estado. El desalojo de maestros del Palacio municipal de Cancún, el
14 de octubre pasado, que enfrentó a policías
y maestros, fue apenas una prueba de hasta dónde se podía estirar la liga. La
rápida liberación de 57 de las 58 personas detenidas fue un factor determinante
para evitar la creación de mártires y que el movimiento creciera a dimensiones
incontrolables.
Pero
el desalojo del bloqueo de la carretera Chetumal-Escárcega,
a la altura del poblado Nicolás Bravo, el sábado 19 de octubre enardeció los
ánimos porque se ejecutó en contra de los pobladores, de los habitantes, de niños,
de mujeres, de ejidatarios, de cañeros, y… de profesores. Se trató de un ataque
de las fuerzas del orden contra la gente: “se pasaron de culeros”, expresó uno
de los profesores que estuvieron en el lugar.
Tras
el desalojo de la carretera que permaneció cerrada alrededor de 10 horas, los
policías federales y los estatales, al mando del general Carlos Bibiano Villa
Castillo, no recuperaron la vía, porque en la confusión de la noche, la gente
del pueblo de Nicolás Bravo estaba embravecida, estaba dolida de coraje porque el
gas lacrimógeno alcanzó a niños y mujeres, y porque se llevaron no sólo a
maestros, sino a su pueblo. Las campanas sonaron, como en aquel siniestro
episodio de Canoa, y el pueblo salió; fuente ovejuna estaba agraviada, y volvió
a tomar la carretera. Quitarlos ahora requeriría de mayor violencia en la que se
avizoraba una segura tragedia porque la población no estaba dispuesta a ceder
ni un centímetro.
Al
final, el pueblo intercambió la apertura de la vía federal por la entrega de una
decena de detenidos, todos se encontraban golpeados.
En
Playa del Carmen, una maestra con familia en Nicolás Bravo, entrevistada
durante el retiro del plantón que mantenían docentes y padres de familia en la
avenida Constituyentes, frente a las oficinas de la Secretaría de Educación y Cultura
(SEyC), advirtió: “ahora sí el pueblo se va a levantar, se metieron donde no
debían, Nicolás Bravo es tierra de narcos que no ven bien lo que está haciendo el
gobierno, está lastimando al pueblo, y ellos son del pueblo”, expresaba entre
furiosa y desesperada luego de que perdió contacto con sus familiares.
Fue
quizás un comentario sin fundamentos en medio de una situación indignante, o quizás
fue una declaración que tiene un trasfondo delicado, pero probable, porque se
ha dado, o se cree que se ha dado, en otros estados del país, en el que grupos
de autodefensa de confunden con huestes del narcotráfico.
La
estrategia de golpear y poner un curita desplegada por el gobernador Roberto
Borge no parece que esté dando resultados; el movimiento magisterial no se está
desgastando, al contrario, está creciendo y radicalizándose. El cierre de la
carretera Chetumal-Escárcega es una prueba de esto. Los manifestantes exigían
como único interlocutor a Borge Angulo, y llevaron hasta las últimas
consecuencias su petición.
Ningún
funcionario de primer nivel se atrevió a presentarse en la zona de conflicto
porque seguramente sabían que serían retenidos. Eso pone en evidencia la falta
de interlocutores válidos más allá del Gobernador, quien después de firmar una
minuta que no ha podido cumplir, se encuentra acorralado y sin ninguna opción;
porque no depende de él aplicar o no la Reforma Educativa, que ya se aprobó y
que ahora sólo puede ser vetada por el propio presidente Enrique Peña Nieto, lo
que tampoco ocurrirá porque se interpretaría no como una muestra de conciliación
sino de debilidad.
La
única opción probable es que el Poder Judicial otorgue amparos a los maestros
contra la Reforma Educativa, bajo un fundamento más político que jurídico.
El
punto es que en Quintana Roo no hay reversa, el Gobernador creyó que podía “jugar”
con los maestros, engañarlos, burlarse de ellos, y ganar tiempo mientras el
movimiento se desvanecía… pero no ha sido así.
La
atmósfera está enrarecida y quizás a la espera de una chispa. Se encuentra
entre la soporífera indiferencia de la gran mayoría de la población, casi toda
dedicada a la burocracia o al turismo, y el incendiario ánimo de miles de
ciudadanos que se sienten agraviados por la Reforma Educativa, por la Reforma
Fiscal, por los despidos de la “reingeniería estatal” que cortó los trabajos de
los que están hasta abajo de la pirámide mientras los de arriba conservan y
aumentan privilegios; de los empleados del sector Salud a los que el gobierno les adeuda su mísero salario;
de los cañeros en permanente crisis, de los campesinos olvidados, etc., etc.,
etc.,
El
Caribe mexicano ya no puede presumir de paz social ni de tranquilidad, ahora,
los turistas, en cualquier momento se pueden ver sorprendidos por un bloqueo,
por una manifestación o por una golpiza, en primera fila, de policías contra
ciudadanos.
Roberto Borge será muy recordado… como el Gobernador con el que Cancún perdió la paz social
Reviewed by NoticaribeNews
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domingo, octubre 20, 2013
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