Las abejas tienen sed y los campesinos se están muriendo
Fabiola Cortés Miranda
Durante
dos días el zumbido de una abeja irrumpió por la ventana de la cocina, seguido
después de su presencia. Primero creí que el insecto buscaba el jugo de las cáscaras
de frutas que quedaron en un recipiente, así que lo moví para evitar chocar con
su faena, y que la picadura de la abeja terminara con su corta vida.
Pero
la abeja no buscaba el azúcar de las frutas, buscaba algo más elemental: quería
agua.
Me
llevó algunos minutos deducir qué acarreaba la abeja en cada viaje que hacía; fueron
unos seis durante casi una hora. Me detuve a observarla y entonces vi cómo
introducía parte de su cuerpo al grifo del agua, salía, buscaba la ventana y se
iba. Regresaba y nuevamente hacía lo mismo.
Cuando
no quedaba agua suficiente en el grifo, la abeja empezó a tomar los residuos que
quedaban alrededor de éste, el agua que se estancaba en la parte inferior,
pegada a la base.
La
abeja regresó, puntualmente, al día siguiente y al tercer día, quizás era la
misma obrera que descubrió una fuente de agua para llevar a la colmena, una
colmena que no debe estar muy lejos, pues no demoraba más de 10 minutos en su
ir y venir. Después descarté esta posibilidad, pues estamos en plena ciudad, que yo sepa no hay un apiario cercano, más bien eran varias abejas que tendrían que volar varios kilómetros para recolectar agua.
Me
sorprendió ver que las abejas también toman agua, aunque en realidad no la
beben, sino que la llevan a su colmena; intrigada por la inesperada visitante, investigué
algo acerca de éstas, y ahora sé que durante el verano las colmenas, como
cualquier casa, aumentan su temperatura al interior, por lo que las abejas
necesitan refrescarla y lo hacen acarreando y llevando agua, mientras otras
obreras agitan sus alas dentro del panal, como ventiladores para esparcir la frescura.
No
había visto antes nunca que una abeja buscara agua dentro de las casas, tal vez
porque no habían tenido necesidad de hacerlo, y es que la canícula que, en el
estricto sentido, azota Quintana Roo, ha provocado una severa sequía en el campo
que no sólo está afectando los cultivos, sino los apiarios, por partida doble,
en principio, porque no existe floración suficiente para que las abejas se
alimenten, y la falta de lluvia ha provocado que tampoco existan fuentes de
este vital líquido para que se refresquen.
Más
allá del radiante sol que favorece la llegada de miles de turistas a Cancún y
la Riviera Maya, existe otra cara de la moneda, la de la sequía, que ha puesto
a los campesinos, en una situación crítica.
El
de por sí ya abandonado campo quintanarroense ahora se encuentra en una situación
deplorable.
La
sequía ha afectado a aproximadamente 80 comunidades del sur y la zona maya de
Quintana Roo, en los municipios de Othón P. Blanco, Bacalar, Felipe Carrillo
Puerto y José María Morelos; de dicha cifra son alrededor de 16 comunidades las
que han tenido afectaciones críticas, pues la siembra de autoconsumo es su
única subsistencia, y han perdido prácticamente por completo la cosecha de la
temporada, según datos del director operativo de la Coordinación Estatal de
Protección Civil, Juan Granados Ontiveros, citados en una nota del periódico
Por Esto publicada el 28 de julio pasado.
“Las
zonas con afectaciones más severas a causa del problema de sequía que se ha
registrado en este 2014 son las que cubren la ruta del ejido de Veracruz y de
Nuevo Bécar, municipio de Othón P. Blanco; la ruta de El Naranjal, en José
María Morelos; así como la ruta de Los Chunes, en Felipe Carrillo Puerto, áreas
donde se establecen alrededor de 16 comunidades campesinas, que han perdido
prácticamente el 100 por ciento de sus cosechas de maíz, frijol y calabaza”, se
señala en la nota.
La
temperatura ha alcanzado los 48 grados de sensación térmica, y la canícula
parece haberse quedado estacionada.
Sin
embargo, el gobernador del estado Roberto Borge Angulo, no ha dicho nada al
respecto, como si la situación de miles de familias campesinas mayas estuviera
ocurriendo en otro estado, y no en el “siempre boyante” Quintana Roo de Borge
Angulo, el de las cifras turísticas maquilladas, el de las inversiones
estratosféricas, el del Quintana Roo “punta
de lanza del turismo en México”.
Ni
una sola palabra, como queriendo no reconocer la lastimosa y miserable
situación en la que están cientos de miles de personas en el estado que sólo cosecha éxitos, según “la realidad”
del gobernador Roberto Borge, quien al poco tiempo de haber llegado al cargo se
encargó de sepultar la empresa estatal Hidroponía Maya, que daba empleo a
cientos de personas del municipio maya de Felipe Carrillo Puerto, y la cual
ganó algunos premios en sexenios pasados por su capacidad productora y por su
calidad. De Hidroponía Maya dependían además múltiples invernaderos sociales,
los cuales le vendían su producción a esta empresa que lo comercializaba en el
extranjero, mayormente.
Pero
Roberto Borge prefirió desmantelarla y entregársela en renta a sus amigos, como
el secretario de Gobierno, Gabriel Mendicuti, un ingeniero que de no tener ni un
peso partido por la mitad, se ha convertido en un político ricachón, con ranchos,
propiedades inmobiliarias y constructoras; todo gracias a los puestos políticos
que ha ocupado, entre éstos el de presidente municipal de Solidaridad (Playa
del Carmen). Fue a través de sus prestanombres, como Gilmer Arroyo, que tomó en
renta la desmantelada Hidroponía Maya, la cual, según el gobernador Roberto
Borge no era auto financiable, y en lugar de inyectarle recursos le resultó más
sencillo cerrarla y venderla en pedacitos.
Las abejas tienen sed y los campesinos se están muriendo
Reviewed by NoticaribeNews
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domingo, agosto 10, 2014
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salvemos pues a las abejas... lo demas... es lo de menos.
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