Carlos Joaquín, no quiere perder el “botín” llamado Playa del Carmen

Fabiola Cortés Miranda

PLAYA DEL CARMEN, MX.- Playa del Carmen representa mucho para el gobernador Carlos Joaquín González, en lo económico y en lo político, de allí que intentara arrebatarle el poder a Laura Beristain desde la primera sesión de cabildo; lo que no le fue difícil con Omar Sánchez Cutis de su lado, un traidor a sueldo y que en su momento fue el brazo derecho del líder estatal de Morena, Rafael Marín Mollinedo, el primo de “Nico”, aquel famoso ex chofer de Andrés Manuel López Obrador que ganaba como director cuando éste fue Jefe del Gobierno en el Distrito Federal.

Con esa “categoría” de hombre de confianza del cercano a AMLO, Omar Sánchez Cutis hacía y deshacía en los comités municipales de Morena; nadie me lo contó, yo lo vi. En Playa del Carmen, confrontó de manera sistemática a Rosa María Guadarrama y a Medardo Canul, quienes durante muchos años trabajaron, me consta, y entregados como si fuera su única actividad y la más importante, para posicionar a Morena en Solidaridad. Rosa y Medardo aguantaron múltiples denuncias y acusaciones infundadas por parte de Omar Sánchez Cutis, quien siempre quiso controlar el comité municipal. Punta y aparte, el final para los morenistas de verdad culminó con su adhesión a Cristina Torres en la pasada campaña electoral… ya totalmente marginados de un partido que hicieron crecer con miles de días de trabajo y que les pagó con ingratitud.

Omar Sánchez Cutis, está lejos de ser un “luchador social” como ahora lo quieren pintar los pasquines oficialistas. Omar Sánchez huyó en septiembre de 2014 de Quintana Roo y se refugió en la Ciudad de México, luego de la represión de manifestantes que protestaban por los altos cobros de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado en Felipe Carrillo Puerto. Omar Sánchez, como un vulgar cobarde, corrió del estado con todo y un amparo que tramitó para evitar su detención, y no regresó a la vida pública sino ya que el “peligro” había pasado…

Sánchez Cutis es la representación de eso que no debió ocurrir, lo peor de Morena en el poder; y lo demostró en su primera “actuación”, al aliarse con Carlos Joaquín González para generarle un clima de ingobernabilidad a la alcaldesa Laura Beristain. Y no se requirió de mucho para ello, porque Laura Beristain no goza de ningún aprecio ente la base morenista, se trata de una indeseable oportunista que se ha movido convenencieramente en la política, y que fue impuesta desde el centro por López Obrador. De honesta tampoco tiene mucho, ella y sus hermanos, la ex senadora Luz María y el ex síndico Juan Carlos, han sabido perpetuarse en el poder y servirse de él gracias a sus alianzas y traiciones.

Así que tan malos los unos como los otros, con el único beneficio de que Laura Beristain ganó con la fuerza de los votos, que desde el dos de julio le intentó arrebatar el sistema-gobierno, porque Carlos Joaquín sabía que perdía un bastión económico y político llamado Playa del Carmen.

Por ahora, con ayuda del “morenista” Omar Sánchez Cutis, el Gobernador, al idéntico estilo de Roberto Borge Angulo, ya impuso a Laura Beristain a su Director de Ingresos, Jorge Manuel Gutiérrez Sánchez y al Secretario General, Walter Puc Novelo; se trata de dos de los puestos claves: la recaudación y la gobernabilidad.

En Cancún la transición morenista fue “tersa” porque, desde la alcaldesa hasta regidores y funcionarios, Carlos Joaquín González cuenta en ellos con aliados; no así en Playa de Carmen.

Cristina Torres confirmó por qué no merecía ser reelecta

Por su parte, Cristina Torres Gómez, quien desde mi punto de vista, trabajó más y mejor que sus antecesores, lo que se nota en la obra pública realizada, al final confirmó por qué merecía irse sin aplausos ni reconocimientos y por qué no merecía ser reelecta. El no presentarse a rendir protesta como regidora fue faltarle al respeto a sus electores, pero sobre todo y principalmente, dejó en claro que su única lealtad está con su amo: Carlos Joaquín González, el mismo que le ha dado los cargos que ha ocupado y hasta la Notaria 60. Su lealtad nunca estuvo con la gente sino con los intereses de su patrón. Por eso,


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