La guerra por el agua en México. El problema que nadie quiere ver

Fabiola Cortés Miranda

El futuro no muy lejano solo estará garantizado para los países que produzcan sus propios alimentos y que tengan agua…

En México, como viene ocurriendo desde hace tiempo, la política se orienta a la privatización del vital líquido y a la limitación de su acceso a la población a través de cuotas impagables por el acceso al agua.

Desde hace tres días, ejidatarios del Valle de Tres Garantías, del municipio El Fuerte, Sinaloa se manifiestan en la Conagua, en la Ciudad de México, para exigir a su titular, Roberto Ramírez de la Parra, que cumpla con la entrega de la concesión de la presa Huiites o Luis Donaldo Colosio para que seis ejidos, y unas 600 familias puedan desarrollar su principal actividad: la siembra.

Los ejidatarios requieren agua para regar unas 5 mil 500 hectáreas de temporal, las cuales no pueden subsistir por la falta de lluvias, por lo que es vital tener acceso al agua de la presa Huiites.

Aunque en marzo de 2015 la Conagua firmó un compromiso con los ejidos que hoy se manifiestan para entregarles la concesión de la presa, dicho acuerdo se ha incumplido.

En cambio, a grandes empresas y poderosos particulares, se les han entregado concesiones de agua a través de los llamados módulos.

Con 72 horas de plantón, y aguantando frío y hambre, los ejidatarios aseguran que no se irán sin una respuesta positiva.

En Quintana Roo, la privatización que se olvidó

En Quintana Roo, una de las grandes “acciones” del entonces gobernador priista Roberto Borge Angulo, fue, a través de un amañando y opaco contrato, privatizar el agua para entregársela a la empresa Aguakán, que lo primero que hizo fue incrementar las tarifas y los cobros hasta montos impagables. Aunque fue bandera del nuevo gobierno y de entonces candidatos a diputados, revertir la concesión de Aguakán, hoy el tema se encuentra olvidado, y sí los políticos no quieren acordarse ya del tema.