Entre el sargazo y la basura, ¿volverán a ser las playas del Caribe mexicano lo que una vez fueron?
Fabiola
Cortés Miranda
PLAYA DEL CARMEN, MX.- Las
playas del Caribe mexicano, sin lugar a debate, no son lo que eran antes. Eso
te lo dice cualquier pescador que lleve 40, 20 o inclusive 10 años viviendo en
Playa del Carmen.
La
arena era como talco y las playas eran muy anchas y planas, recuerdan quienes
desde hace décadas eligieron este lugar del planeta para hacer su hogar. Los
avecindados más recientes tampoco olvidan que el agua era casi siempre
cristalina, y no estaban varios de los enormes centros de hospedaje que ahora
bordean las playas más concurridas del centro. Claro que el hotel Hyatt no
existía, ni el Meliá, ni la mole que ahora se erige en Playa Mamita’s que tiene casi completamente ocupada la zona federal marítimo terrestre (Zofemat),
o sea la playa seca, donde rentar un camastro con sombrillas o una cama es todo
un lujo. Tampoco existían los otros clubs de playa que proliferaron a los
alrededores.
Había
manglares, garzas pintorescas, tejones y cocodrilos. De pronto podías ver algún
copioso cardumen zigzaguear a unos cuantos metros de la orilla, y múltiples
pelicanos alborotarse o acompañar a las lanchas que salían de pesca en espera de
alguna recompensa.
Eso
aún se veía hace 10 años, incluso ocho o siete. Antes de que la devastación acabara
con todo, en ‘aras de la creación de empleos’ defienden los inversionistas y
los políticos; lo que no dicen es que son empleos mal pagados, sin seguridad
social y controlados por la mafia sindical de la CROC o de la CTM que son una
extensión más del PRI-gobierno que ha dominado en Quintana Roo desde que se convirtió
en estado soberano, hace 41 años.
Cuando
el sargazo empezó a recalar a las costas del Caribe mexicano, en un inicio a unas y
luego a otras, primero de a poco y temporalmente; todos esperábamos que pasaran
los meses y se fueran las algas. La gente entonces cambiaba de playas,
recomendaban tal o cual, ‘que estaban limpias’, se dice, esa es la expresión,
como si el sargazo fuera mugre o basura.
Pero
luego que pasaron los meses, y antes que irse, siguió llegando más y más sargazo,
en mayores cantidades y por más tiempo, la preocupación, en unas semanas se
convirtió en pánico.
Los
empresarios que son muy buenos para destruir dunas, construir más de los
cuartos permitidos en las ya de por sí dilatadas densidades por hectárea, urgieron,
junto con las autoridades, empezando por el gobernador, Roberto Borge Angulo, y
el alcalde de Cancún, Paul Carrillo, a presionar a la federación para que
destinaran millonarios recursos inmediatos para limpiar los arenales, de los
que se recogían toneladas de sargazo sin que se notara la “limpieza”.
Vinieron
a “dar fe” del desastre ‘turístico-ecológico’ los titulares de las áreas
involucradas: de Turismo, Claudia Ruiz-Massieu; y de la Semarnat, Juan José
Guerra Abud; y en seguida se autorizó una partida, primero modesta, y luego, el
30 de julio pasado, de 150 millones de pesos! para limpiar 200 kilómetros de
costas, en Quintana Roo; casi de a millón de pesos por kilómetro.
Roberto
Borge ya fantaseaba con obtener cientos de millones de pesos del Fondo de
Desastres Naturales (Fonden), recurso que se maneja con la más amplia discreción
y dispensa, sin licitaciones, sin estrictos controles, porque lo que importa es
atender la emergencia.
Pero,
casi como por decreto, unos días después de ese anuncio, el sargazo cesó en su
intensidad. La primera línea marina dejó de parecer una maraña de redes
rasposas de color obscuro. Las algas se empezaron a pegar a la arena del fondo marino, y ha
habido días en que el recale hace tener la esperanza de que las playas del
Caribe mexicano volverán, si no a ser como antes, sí a recuperar un poco de su esplendor
perdido.
En
un encuentro reciente de ambientalistas, en Playa del Carmen, una de las mujeres del público que
intervinieron veía el lado positivo del sargazo: ‘yo vivo en Playacar,
explicaba, y ahora me levantó muy contenta y voy a la playa, y como está llena
de sargazo la gente ya no va y no deja sus colillas de cigarros ni su basura’. Y sí,
atinó en una de las muchas aristas del problema, ¿quién es el “culpable” del
sargazo?.
En
las “redes” del sargazo ahora se hace evidente que de a poco o de a mucho,
todos somos “culpables”, pues las algas ahora retienen la mucha basura, cada
vez más, que los “amantes” de la playa dejan: botellas, vasos desechables, papeles,
envolturas y hasta excremento.
Entonces,
¿volverán a ser las playas del Caribe mexicano lo que una vez fueron?. Quizás no, porque parece que eso depende de la humanidad. (NoticaribeNews)
Entre el sargazo y la basura, ¿volverán a ser las playas del Caribe mexicano lo que una vez fueron?
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lunes, agosto 17, 2015
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