A Javier Rodríguez lo mató el sistema, ahora que no lo entierre la impunidad

Fabiola Cortés Miranda

CANCÚN, MX.- Al compañero Javier Rodríguez Valladares, camarógrafo del Canal 10 de Quintana Roo lo mató el sistema, todo el sistema: el de la cada vez más violenta y frecuente inseguridad de Cancún y el sistema laboral de los medios en México que no le permiten a un periodista vivir dignamente con su sueldo; porque Javier Rodríguez, además de laboral en el Canal 10 se dedicaba a la compra-venta de autos para complementar su salario, actividad que se ha convertido en riesgosa en una ciudad donde prácticamente cualquier actividad que genere dinero pone en riesgo a las personas…

El fiscal general del estado, Miguel Ángel Pech Cen, descartó que el asesinato de Javier, ocurrido el pasado miércoles en la tarde-noche en Cancún, sea un “ataque directo a la libertad de expresión”, y además, remató ‘no se dio en horas de trabajo’, como si eso hiciera menos grave el hecho, como si ello aliviara en algo el dolor de sus deudos, como si eso, consolara a un gremio cada vez más expuesto a morir “víctima de sus circunstancias”.

El fiscal Miguel Ángel Pech no ha dado una desde que fue elegido, no solo ha resultado inútil sino es hasta estorboso, no solo es insensible sino es insultantemente torpe.

El asesinato de Javier se sintió entre el gremio, y quienes lo conocieron lo describen como un periodista gráfico que se dedicó con optimismo y entrega a su labor, sin tacha de estar inmiscuido en relaciones que despierten suspicacias; pero quizás Javier no fue bien correspondido por su trabajo, como la gran mayoría de reporteros y periodistas en México, quienes carecemos de un salario digno, de un salario que alcance para llenar las necesidades básicas de una familia, quienes no tenemos seguridad social ni lo más elemental para poder hacer solo ese trabajo que elegimos hacer.

Y en esto lleva su culpa también el sistema, ese de los “empresarios” de los medios de comunicación y el gobierno, con su perversa relación donde los únicos que viven más allá de lo decorosamente bien, en los excesos, son los dueños de los medios de comunicación, prestos a firmar los jugosos convenios, no para hacer un periodismo digno, sino para hacer un “periodismo” que le convenga a sus financieros y a ellos mismos.

Lo que toca ahora es exigir que no sea la impunidad la que sepulte a Javier Rodríguez Valladares y sin chivos expiatorios.   

Fiscal, si no puedes, ya lárgate!.