“Festeja” Cancún 45 aniversario en medio de la rabia por asesinato de niña de 13 años

Fabiola Cortés Miranda

CANCÚN, MX.- “Nosotras hicimos esos 45 años, nosotras venimos a luchar por Cancún, venimos a formar este paraíso turístico para todos ustedes, para todos ellos, malditos, no es justo que nos hagan esto a las madres de Cancún, no es justo que no se nos respete, no es justo que no respeten nuestro dolor”, dijo una madre que participó en la manifestación para exigir que se haga justicia en el asesinato de la niña de 13 años, María Fernanda Vargas Sánchez, cuyo cuerpo fue encontrado el  miércoles pasado, cerca de su domicilio en Paseos del Mar, una colonia marginada de Cancún.    

No es justo que estos malditos estén festejando estos 45 años

La manifestación ciudadana que reunió a unas 100 personas, partió la tarde de este domingo del Malecón Tajamar y llegó al palacio municipal de Benito Juárez (Cancún), donde se llevaban a cabo los festejos por el 45 aniversario de la fundación de este polo turístico, pero ninguna autoridad tuvo la mínima sensibilidad y empatía para con el contingente en el que mujeres dolientes pedían a gritos justicia para María Fernanda.

Como pocas veces, el desdén contra las autoridades se expresó con fuerza y contundencia, sin ambigüedades: “no es justo que no respeten nuestro sudor, porque hemos sudado por Cancún, no es justo que estos 45 años estos malditos estén festejando, no es justo”; repetía una mujer con voz en la que se mezclaba el dolor y la exigencia; el reclamo que por años se han guardado pero que llegó a su límite con el asesinato de la niña de 13 años que salió de su casa para ir a la tienda más cercana a su vivienda, en Paseos del Mar, y para lo cual tuvo que atravesar un camino solitario de alrededor de un kilómetro, en medio de la maleza, donde un sujeto la golpeó, la ultrajó y picoteó su cuerpo en múltiples ocasiones, sin que María Fernanda haya tenido la mínima oportunidad de defenderse de su agresor.

Dónde está el asesino, por qué no han agarrado a nadie, sin embargo están en una fiesta

El dolor y el llanto se contagia entre las personas cercanas a la familia de María Fernanda, entre los que la conocieron. Otro vecino de la niña reprocha la indiferencia de las autoridades municipales del gobierno priista de Paul Carrillo de Cáceres; reclama que ni siquiera bajen el volumen de la música para que escuchen sus exigencias.

Con mayor enojo, Angélica Orozco, amiga de la madre de María Fernanda y quien tenía relación con la niña, es más emotiva, su llanto es igual de fuerte que su coraje. Reprocha enérgicamente a las autoridades e incluso a los reporteros que no llegaron al lugar de los hechos, que no estuvieron cuando la familia y los amigos emprendieron la búsqueda de la pequeña y hallaron la dantesca escena de un cuerpo destrozado, ultrajado: “si ustedes vieran cómo quedó la niña, -le dice a una reportera-; no se vale, nadie fue de los reporteros, nadie, para que vieran todo lo que pasó y cómo estaba la familia”; expresa la mujer entre un llanto de profundo dolor.    

  

El asesinato de María Fernanda recordó a los habitantes de las colonias de la periferia de Cancún su condición de vulnerabilidad, el constante acoso que sufren por parte de la delincuencia, sus carencias de las que nadie se ocupa; el otro Cancún, que nadie mira, al que los políticos solo voltean en tiempos electorales para regalarles alguna baratija y “comprarles” su voto con promesas que nunca se cumplen.

  

El alto índice de feminicidios en Quintana Roo llegó al límite con el asesinato de la niña de 13 años, pero las autoridades siguen sin reconocer el problema y menos aún sin sentir el dolor, eso es lo que más cala a quienes hoy salieron a las calles de Cancún a protestar por ese clima de violencia doméstica que encuentra en las mujeres a sus víctimas perfectas, porque tal parece que a nadie les importan: “todos somos ciudadanos y todos tenemos un derecho aquí, porque por eso pagamos impuestos y pagamos con lo que ellos (los gobernantes) también comen, de nuestros impuestos, y no es justo que no haya seguridad, que no haya en las regiones pobres seguridad, por eso le pasa eso a nuestra niñas. Dónde está el asesino, por qué no han agarrado a nadie, sin embargo están en una fiesta y aquí están todos los policías cuando allá no hay nadie; las calles vacías por eso tenemos tantos robos, tantas cosas feas porque nadie nos apoya, estamos como animales. Es una falta de respeto, ni siquiera la música la pueden parar para que por un momento nos escuchen, no estamos robando, no estamos pidiendo nada, únicamente justicia, es lo único que queremos”, grita con rabia Angélica.

Y cuando se le pregunta cómo era María Fernanda sin duda su dolor crece, pero su voz se vuelve también más fuerte: “era una niña buena, era una bebé y no se vale que la niña haya acabado como acabó”.  

Ojalá que no se tome en las manos la resolución ciudadana, porque el pueblo unido es algo bien difícil

El reclamo de Claudia Vargas, integrante de la mesa directiva de la Escuela Técnica 32 a la que asistía María Fernanda, también es hacia las autoridades que no atendieron a tiempo el llamado para que les brindaran seguridad en la zona; la condena es fuerte, los tienen olvidados y están cansados de esperar a que el gobierno cumpla con sus obligaciones: “en repetidas ocasiones, a través de escritos o vía telefónica, se ha pedido una patrulla; (lo hizo) el director de la escuela, el comité de padres de familia, pero las autoridades municipales responden que no hay unidades, que no hay policías; lamentablemente ahorita sucede esto, que es tan triste que está pasando, pero se podía haber prevenido, porque en reiteradas ocasiones se habían dado intentos, en lugares como Fraccionamiento Haciendas del Caribe, Real Las Quintas, aledañas al lugar donde la niña fue asesinada, pero no hubo respuesta; (hay) fraccionamientos abandonados, a la buena del ciudadano, ojalá que no se tome en las manos la resolución ciudadana, porque el pueblo unido es algo bien difícil, que meta las manos el gobierno, que ponga orden que para eso se le paga y se le paga bastante bien”.  

Jorge Palestina, un activista, igualmente se suma a la indignación: “Quintana Roo está en el segundo lugar de feminicidios en todo el país, exigimos castigo al o los culpables, y el pronto esclarecimiento de los hechos”.

Lamenta que el gobierno utiliza a los policías y las patrullas para reprimir a la gente, a los manifestantes, en lugar de garantizar la seguridad a sus ciudadanos: “cómo es posible que cuando hay una manifestación o protesta para exigir algún derecho, envían a 10 patrullas llenas de granaderos, o de plano tapan el palacio municipal como si fuéramos unos delincuentes, y cuando se trata de llevar a cabo brigadas de seguridad eso no lo hacen, se le solicita la patrulla y no la mandan, pareciera que la consigna del gobierno es estigmatizar la protesta y cada grupo que se levanta a exigir sus derechos lo mandan a golpear”, dice enfático Palestina, quien parece llevar en su nombre su destino.

A la marcha asistieron familias enteras, mujeres y hombres de todas las edades, niños que sin comprender en toda su magnitud la tragedia, entienden y perciben lo terrible de un acto atroz que ahora acabó con la vida de una niña de 13 años. (NoticaribeNews)